Boca logró una gran victoria por 2 a 0 ante River que le permite reaccionar. Que le abre las puertas a la ilusión de un digno final de campeonato, que invita a imaginar un par de semanas de paz por en la Ribera.
Sin deslumbrar, el equipo xeneize fue muy superior a su rival. Lo dominó en la posesión del balón, en el juego colectivo y en lo individual, de la mano de un Riquelme inspirado, como director de orquesta. Pero también con un Gaitán encendido, un Palermo atento en todas, un Méndez comodísimo como volante central (finalmente), un Javier García que se recibió de arquero de Boca, un Gary Medel en el rol de gran protagonista (a pesar de la roja infantil) y varios actores de reparto a la altura de las circunstancias, en un partido que el local ganó "a lo Boca".
A diferencia de lo que suele ocurrir, en esta ocasión pareciera que no hubo entretiempo. Boca terminó la primera parte siendo mucho más que River, y prosiguió la segunda mitad de la misma forma.
En una tarde que no olvidará jamás, el chileno Gary Medel abrió el marcador a los 13 minutos del primer tiempo, al conectar un centro de de rastrón ejecutado por Riquelme desde el ángulo derecho del área. Pese a las dudas, el goleador no estaba en off-side.
El segundo gol de Boca será para el recuerdo. Riquelme habilitó a Monzón con uno de esos pases que sólo él da. El lateral desbordó a toda velocidad y envió el centro atrás. Gaitán abrió sus piernas, dejó pasar el balón y desacomodó a todos, para que en la puerta del área, Medel tomara la pelota de lleno para estallar el arco de Vega.
La defensa de River exhibió notables fallas, de esas que no se pueden tener en un superclásico, y menos con experimentados rivales, como son Riquelme y Palermo. Cuando quiso salir por abajo, el equipo millonario tuvo serias dificultades. Enfrente, y pese a no haber jugado nunca juntos, la línea de 4 integrada por Muñoz, Luiz Alberto, Bonilla y Monzón, que arrancaron descoordinados, se acomodó rápido y bloqueó los intentos del visitante, que, sin ideas, intentó sin éxito llegar al empate.
De los pies de Riquelme llegaron las mejores ocasiones, o al menos las más vistosas. Un centro suyo lo conectó Palermo de chilena, en lo que hubiera sido, además de record, un golazo sensacional. En la jugada siguiente, inesperadamente Funes Mori se encontró con un mano a mano ideal para empatar, pero García tapó bien y se quedó con la pelota. El juvenil de River desperdició más de una oportunidad.
A los 33´ lo tuvo Riquelme, quien fabricó una emboquillada de lujo y la pelota se fue a descansar al techo del travesaño de Vega.
Ya en la segunda parte, Funes Mori tuvo el descuento, pero tardó en resolver y la jugada pasó en milésimas de segundos del peligro a la intrascendencia. Otra vez el lamento del juvenil.
Mientras del lado de River se vio a un equipo timorato y sin peso ofensivo, en Boca se notó que más de uno se jugó hoy el puesto y su futuro en el club. Ahí radicó la diferencia y por eso el equipo xeneize se quedó esta tarde con el clásico.