Una derrota muy dolorosa

Alemania 4 – Argentina 0. Cuesta horrores digerir el resultado de la llave de cuartos de final que se jugó en Ciudad del Cabo.
Es triste caer así, pero es mucho más doloroso perder sin atenuantes, sin reacción ante la adversidad; ni de los jugadores, ni del cuerpo técnico.
Como resalté en una de mis columnas, el sistema táctico propuesto por Diego Maradona, (el 4-3-3) fue acertado para la primera rueda. De hecho, nadie puede negar que aún con ciertas falencias defensivas, Argentina superó ampliamente a los rivales del grupo B. Todo gracias a una base medianamente constituida, que propició la inspiración de las individualidades en la ofensiva.
El esquema táctico debió ser replanteado luego de la victoria sobre México. Se sabía, se presentía en el inconciente colectivo, que no sería prudente mantener el desequilibrio ofensivo –defensivo al que se había apostado en los primeros cuatro partidos.
El 3 de Marzo la selección le ganó a la “Mannschaft” por 1 a 0 “empleando un menos ambicioso, pero considerablemente más equilibrado y seguro sistema de 4 – 4 – 2.” Sin ceder la iniciativa, pero poblando el mediocampo para apostar al contraataque.
Maradona debió considerar aquel sistema para enfrentar la segunda parte del torneo. Brindando así una base sobre la que los habilidosos se pudieran apoyar.
Pero no. Diego se aferró a un planteo, que hasta allí, había dado más resultados que garantías.
Ni él, ni su cuerpo técnico tuvieron la capacidad para leer el encuentro en la previa. Peor aún, fueron incapaces de reconocer sus errores durante el partido. No supieron enderezar el rumbo con los cambios, ni fueron certeros en las indicaciones. Vale agregar, que la mayoría de las individualidades tampoco fue capaz de sumar su cuota de claridad a un flojísimo rendimiento colectivo. Tal vez así, la derrota hubiese sido más digna.
El equipo de Joachim Low presento un práctico y dinámico 4-2-3-1 para atacar, pero a la vez fue prudente al defender con un férreo 4-4-1-1. Al ganar desde los 3 minutos de juego, cedió la iniciativa; se avocó a la presión constante en el mediocampo, (con Schwansteiger y Khedira) para recuperar la pelota y sorprender en velocidad (con Ozil, Muller y Podolski) a una defensa intencionalmente abierta, estirada y fisurada por Miroslav Klose.
Así, con dolor y sin consuelo, la selección se despidió de Sudáfrica con el quinto puesto final y habiendo sumado el 80% de los puntos en juego.
Pese a todo, yo soy más argentino que nunca y estoy orgulloso de mi país.

Por Mauro Negrelli