La selección ya está en cuartos de final, ya podemos afirmar que evitamos el fracaso de otros grandes como Italia o Francia. Pero ¿de qué sirve conformarse sólo con esto si se puede lograr algo más?
Esta vez Argentina ganó sin brillar. Con mucha contundencia, es cierto, pero sin juego asociado.
Frente a un rival más competitivo que los del grupo B, a la selección le costó 20 minutos adaptarse al juego de ida y vuelta que propuso México. Con imprecisiones en la línea media y con varias dudas atrás, los dirigidos por Diego Maradona aguantaron el 0 con algo de oficio y mucho sacrificio. Ahí estuvo el mérito del conjunto de Javier Aguirre, de presionar en el medio y cortar la salida albiceleste con faltas tácticas para adueñarse de la pelota. Hasta que llegó el gol de Carlitos Tévez, (en claro offside) y empezó otro partido.
México se vio obligado a salir a buscar el –hasta allí- merecido empate y en su intento, no sólo erró en la definición, sino que expuso a su endeble defensa ante el temible tridente ofensivo Messi - Tévez – Higuaín. Y fue éste último el que capitalizó el error de Ricardo Osorio para poner el 2 a 0.
En el segundo tiempo México volvió a hacerse de la pelota, pero antes de que pudiera lastimar, Tévez fusiló al arquero Pérez con un misil desde afuera del área grande. Y sí, partido liquidado, más allá del descuento de Javier Hernández.
Por sus dos goles y por reinventarse como delantero, el destacado fue “el Apache”.
Los ingresos de Juan Sebastián Verón y Javier Pastore apenas aportaron algo de claridad en un partido discreto de la selección.
Ahora bien, además de la constante presión azteca y de la férrea marca al 10 argentino, la falta de brillo de este 3 a 1 se basó en que a diferencia de los otros tres partidos, Argentina penó en el mediocampo por tener a Javier Mascherano como único volante de contención; de ahí que no pudo dominar a conveniencia el ritmo del juego. Esto, sumado al abuso de proyección de los marcadores de punta y la consecuente falta de seguridad de la última línea.
Como afirme en mi anterior columna, el sistema elegido para la primera fase: el de cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros rindió más que favorablemente frente a rivales respetables, pero a la vez, accesibles. Ahora habrá que analizar si es prudente seguir dando ventaja en el fondo, en pos de mantener la contundencia ofensiva. Este desequilibrio puede ser muy riesgoso al enfrentar una verdadera potencia como Alemania, a la que se le ganó 1 a 0 (a principios de año, en Munich) empleando un menos ambicioso, pero considerablemente más equilibrado y seguro sistema de 4 – 4 – 2.
Frente a un rival más competitivo que los del grupo B, a la selección le costó 20 minutos adaptarse al juego de ida y vuelta que propuso México. Con imprecisiones en la línea media y con varias dudas atrás, los dirigidos por Diego Maradona aguantaron el 0 con algo de oficio y mucho sacrificio. Ahí estuvo el mérito del conjunto de Javier Aguirre, de presionar en el medio y cortar la salida albiceleste con faltas tácticas para adueñarse de la pelota. Hasta que llegó el gol de Carlitos Tévez, (en claro offside) y empezó otro partido.
México se vio obligado a salir a buscar el –hasta allí- merecido empate y en su intento, no sólo erró en la definición, sino que expuso a su endeble defensa ante el temible tridente ofensivo Messi - Tévez – Higuaín. Y fue éste último el que capitalizó el error de Ricardo Osorio para poner el 2 a 0.
En el segundo tiempo México volvió a hacerse de la pelota, pero antes de que pudiera lastimar, Tévez fusiló al arquero Pérez con un misil desde afuera del área grande. Y sí, partido liquidado, más allá del descuento de Javier Hernández.
Por sus dos goles y por reinventarse como delantero, el destacado fue “el Apache”.
Los ingresos de Juan Sebastián Verón y Javier Pastore apenas aportaron algo de claridad en un partido discreto de la selección.
Ahora bien, además de la constante presión azteca y de la férrea marca al 10 argentino, la falta de brillo de este 3 a 1 se basó en que a diferencia de los otros tres partidos, Argentina penó en el mediocampo por tener a Javier Mascherano como único volante de contención; de ahí que no pudo dominar a conveniencia el ritmo del juego. Esto, sumado al abuso de proyección de los marcadores de punta y la consecuente falta de seguridad de la última línea.
Como afirme en mi anterior columna, el sistema elegido para la primera fase: el de cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros rindió más que favorablemente frente a rivales respetables, pero a la vez, accesibles. Ahora habrá que analizar si es prudente seguir dando ventaja en el fondo, en pos de mantener la contundencia ofensiva. Este desequilibrio puede ser muy riesgoso al enfrentar una verdadera potencia como Alemania, a la que se le ganó 1 a 0 (a principios de año, en Munich) empleando un menos ambicioso, pero considerablemente más equilibrado y seguro sistema de 4 – 4 – 2.
Por Mauro Negrelli
6 comentarios:
Hola soy manu de mar del plata, les mando un abrazo.
son unos fenomenos!
aguante lo retrooo chee
HOLA!! SOY MANU DE MAR DEL PLATA!
VAMOS ARGENTINA!
HOLA!
MESSI LA TENDRIA QUE LARGAR UN POCO!
NO ENCUENTRA EL GOL, PERO TENDRIA QUE DEJAR Y AYUDAR A LOS DEMAS UN POCO MAS!
ABRAZO
JUAN DE CAPITAL
No se olviden de baldassi!
un capoo
Hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
vamos vamos!! argentinaaa!!
vamos vamos!!!!
Hola el Show deportivo, son lo mass..
sii, coincido con mauro, contra alemania diego tiene que volver al 4-4-2para reforzar la defensa.
vamos argentina!!!
Víctor de Capital Federal
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