Para muchos: El Tyson argentino

Quizá su cabeza imaginaba una historia de gloria similar a ésta cuando gastaba sus primeros guantes en ese recóndito gimnasio improvisado entre los andenes de Plaza Constitución. Quizá sus 13 hermanos, a los que les compró una nueva cama con los primeros pesitos conseguidos, también lo soñaban. Nació en Ezeiza, vive en Wilde, pero se hizo en el Abasto. De la nueva era del Abasto Boxing Club.

No se olvide de su nombre. Da que hablar el Tyson argentino, y va a dar mucho más a partir de ahora. En su primera defensa del cinturón crucero de la OMB que supo conseguir en enero pasado en Düsseldorf, Alemania, ante el ruso de origen uzbeko Alexander Alexeiev, Víctor Emilio Ramírez (89,950 kilogramos) festejó por puntos en fallo dividido nada más ni nada menos que en el mítico Luna Park, ante más de 4.000 espectadores, frente a Alí Ismailov (89,600), de Azerbaiyán.

La técnica no fue una de las protagonistas de la velada, pareja e irregular, pero el campeón defensor colocó los golpes justos en la zona baja, que cansaron a Ismailov y luego fueron determinantes para los fallos finales. Luego de las doce vueltas y muchísimo esfuerzo, el panameño Ignacio Robles (116 a 112) y el argentino Ramón Cerdán (115 a 113) se inclinaron por el pibe del Abasto, aunque el estadounidense Clark Sanmmartino falló a favor del rival por 115 a 113, lo que provocó, claro, la silbatina interminable del público local.

Ahora, el pupilo del Bocha Martinetti, apadrinado deportivamente por el gobernador de la provincia, Daniel Scioli, ostenta un récord de 15 peleas ganadas, doce de ellas por nocaut (sólo una perdida y otra sin decisión). Y no se sorprenda si ese número crece en poco tiempo...

Sólo un cuarto de siglo vivido para el pibe de Wilde, bautizado con ese nombre en honor a su homónimo, el gran Galíndez, y ya está aprendiendo a saborear la gloria. ¿Nace un nuevo ídolo?