La madrugada del 21 de Septiembre de 2008, será recordada como la noche en la que Carlos Monzón abrazó a Omar Narváez.
El "Huracán" chubutense llegó a las 14 defensas de su cinturón ecuménico e igualó la marca del recordado boxeador santafesino. Venció por fallo unánime al mexicano Alejandro Hernández en el Palacio Aurinegro de Puerto Madryn y retuvo su título Mosca de la Organización Mundial de Boxeo, estirando su invicto a 29 peleas desde su debut en el profesionalismo.
Lejos quedó aquel Julio de 2002, cuando justificó la reinauguración del Luna Park, al quitarle el cetro al nicaraguense Adonis Rivas. A partir de allí, Narváez emprendió una efectiva campaña de liderazgo en la categoría de los 50.800kg, en la cuál se sacó de encima a serios retadores, como Luís Lazarte, Andrea Sarritzu - en dos ocasiones -, Wellington Vicente – también en dos oportunidades -, Rexon Flores y Brahim Asloum, entre otros. Expuso el cetro en 7 ocasiones en suelo Argentino, pero las restantes las consiguió en condición de visitante: 3 en Francia, 2 en Italia y la anteúltima en España.
La comparación con Carlos Monzón es inevitable, pese a la diferencia de categorías y sobre la distancia en el tiempo. El "Escopeta" se coronó en 1970 y reinó durante casi 7 años en la línea de los 72.500kg en dos organismos distintos, la Asociación Mundial de Boxeo y el Consejo
Mundial de Boxeo.
En su derrotero, el "flaco" despachó a rivales de fuste, como lo fueron: Nino Benvenuti, Emile Griffith, Jean Claude Bouttier, Bennie Briscoe, Tony Mundine y Rodrigo Valdéz. En su carrera profesional, Monzón cerró una media extraordinaria: 100 peleas, 87 triunfos, (59 de ellos por nocaut), tres derrotas, nueve empates y un combate sin definición. Una estadística que silencia hasta el más encarnizado de sus detractores y que refleja, al menos en parte, la grandeza uno de los mejores pugilistas sudamericanos de todos los tiempos.
En fin, al "Huracán" de Trelew todavía le quedan varios kilómetros por recorrer. Una de sus deudas es la de integrarse al mercado norteamericano, en donde se concentran, además de los mayores caudales de dinero, los mejores exponentes del boxeo; y la otra, la de concretar la unificación del título Mosca. Empero, hoy, Narváez duerme tranquilo. Porque anoche, el más grande, lo abrazó en la gloria...
Por Mauro Negrelli