Apenas si permanecerá archivado en el anecdotario cuál fue el destino que intentó darle a esa bola. Poco le interesa a él, menos a los hinchas, si quiso tirar un centro, patear al arco o mandarla a la tribuna... "Mi intención no era meterla ahí, pero por suerte entró. Sería mentiroso si no lo dijera. Fue duro tras el penal errado, pero después empujamos y con corazón nos llevamos un gran triunfo", celebró Cristian González, en el día en que le dieron una plaqueta por haber llegado a los cien partidos con Central (los cumplió de visitante ante Estudiantes). ¡Golazo!Su sello ya estaba impreso. Esa pelota que salió despedida de su botín izquierdo se elevó, tomó una comba hacia adentro y se precipitó por detrás del cuerpo de un Hilario Navarro flaco de reacción.
¡Booom! Una bomba estalló y desparramó esquirlas. Pulverizó a Racing, lo desfiguró con la sentencia del 3 a 2, inundó de llanto a los jugadores propios y ajenos. Y desparramó éxtasis en Central. Quien detonó esa pirotecnia de euforia fue ni más ni menos que el Kily, el hombre de las mil batallas. Intermitente, sí, pero con la sangre caliente para aparecer cuando hacía falta y ser decisivo en una final por quedarse en la A."Mantenernos en Primera es el desafío más importante de mi carrera", había dicho el capitán en la previa. Su aporte fue clave. Fue el Kily, justo él, tipo rudo y temperamental al mango el que, por un instante, lloró de felicidad cuando pitó Baldassi.
Era un partido ideal para él y su experiencia. Lo invitaba a meter, a no escatimar en poner la pierna fuerte, a no amedrentarse ante la voraz presión de los hinchas que parecían enloquecer si veían un mal pase. El equipo necesitaba de su corazón. Arrancó bien con la pelota. Movedizo, iniciaba la jugada por izquierda, se cerraba y buscaba a los puntas. Claro, prolijo, por abajo. Llegó el penal y muchos pensaron que lo patearía él. "¿Querés que le pegue yo?", le preguntó a Vizcarra, quien venía de meterla ante Estudiantes, cuando el Kily estaba afuera. "No, voy yo", le respondió, firme, su compañero. "¿Estás seguro?", le insistió González... Fue Vizcarra nomás, y atrapó Hilario. Pero en la falla del pibe hubo error del Kily: lo hizo dudar antes de una instancia clave...Después se trenzaría con Matías Sánchez, se pelearía con un rival no identificado tomándose los testículos y desaparecería por un rato. Con el 2-2, el Kily resurgió y le generó un infarto a Racing. Lo dejó enterrado con esa bomba. Y Central le sacó tres puntos a Racing. Y salió de la Promoción. Como para que el Mendieta, figura canina de la Canayada que inmortalizó el Negro Fontanarrosa, dijera: "¡Kily parió!".
2 comentarios:
HOLA CHICOSS
BUENA SEMANA
QUE TENGAN EL EXITO DE SIEMPRE!
SALUDOS
AGOSTINA DE LA PLATA
Holis
como estan?
besitos a los 4
Romina Ramirez
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