Iban tres vueltas cumplidas y negociaban la cuarta cuando del eje trasero del Ford de Gabriel Zughella comenzó a salir humo. No dio tiempo a nada. La final de TC Pista marchaba camino a la tragedia. La rueda trasera izquierda se desprendió y fue hacia la gente. Es como una bala perdida, de unos 22 kilos cuando no está en movimiento, pero que a más de 100 km/h puede transformarse en una masa de 2.000 kilos. Es mortal. Y lo fue.Emilio Arcobinga, 40 años, mendocino de Godoy Cruz, estaba con su hijo de la mano. No vio que esa masa de hierro fundido y caucho iba derecho a su cara. El alambrado olímpico de dos metros y medio de altura no la pudo contener: la rueda pegó un salto al golpear contra las gomas de contención y se elevó unos 20 metros. Arcobinga estaba a unos 250 metros del lugar donde se salió la cubierta, correctamente ubicado en uno de los sitios asignados al público. Pero no tuvo opción. La rueda trasera le dio en la cabeza. Lo mató en el acto. Los médicos que llegaron urgente corroboraron el deceso. Había sufrido pérdida de masa encefálica.
Una frazada cubrió su cadáver ante el descontrol de la gente. La rueda desprendida siguió su loca carrera durante 400 metros. Golpeó cinco autos, entre ellos, un Fiat Idea, un 128, una EcoSport, un Duna y un Chevrolet Corsa, donde se detuvo. Otras cuatro personas fueron heridas. Tres con escoriaciones, pero uno más grave: Leonardo Tarquine, de 27 años y amigo de Arcobinga, sufrió traumatismo de cráneo leve y "fractura de séptima vértebra cervical, pero sin compromiso medular", según la doctora Selva Romero, del Complejo Sanitario San Luis, a donde llegó lúcido y consciente. Su pronóstico, sin embargo, aún era reservado después de la tomografía computada que le fue practicada.Mientras Zughella bajaba sin problemas del Falcon que fue frenado por la tierra arada y terminó contra la barrera de naumáticos, la carrera fue detenida con bandera roja. "Nosotros llegamos y derribamos un alambrado para tratar rápido al público", explicó Rodolfo Balinotti. "Caminé 400 metros a la redonda buscando heridos, pero no hubo nadie más", agregó Carlos Alvarez, el otro médico de la ACTC. Los autos esperaban en la recta, el silencio, ese que se escucha cuando la tragedia se entremete en una pista, empezaba a escucharse. Luego de 20 minutos de diligencias en el lugar, comenzaron los pasos judiciales. Apareció Rosa Frigeldin, secretaria de turno del Juzgado N° 1 en lo penal de San Luis, para proceder en el hecho. Fotógrafos judiciales actuaron en el lugar, que fue cercado por una cinta blanca y roja. El público en las tribunas tenía una mezcla de curiosidad y tristeza. Y otros mostraban sus ganas de que los autos salieran otra vez a pista. Un cóctel peligroso.La carrera no se largaba. Ni la de TC Pista ni la de TC. Hubo un llamado, confirmado por el comisario inspector Jorge Escudero, que pareció acelerar todo: el del gobernador Alberto Rodríguez Sáa. Estuvo al tanto en todo momento, comunicado con la ACTC. Sin embargo, la situación se volvió tensa cuando terminó el procedimiento y el cadáver de Arcobinga fue cargado en el furgón de la morgue. A los pocos segundos, los autos de TC Pista se pusieron en marcha y reanudaron la carrera. Eso molestó a los policías y a los agentes del departamento de criminalística que aún estaban trabajando en la escena. "Por eso fui a la torre de control a manifestar mi descontento con las autoridades de la prueba. Hubo un entredicho con los organizadores, pero que luego fue calmado. Cuando la carrera se largó aún no estaba nuestra aprobación", admitió Escudero. "La jueza había actuado y dio libertad para que los organizadores reanudaran el espectáculo", dijo Hugo Mazzacane, vicepresidente de la ACTC. Cuando bajó de la torre de control, Rosa Frigeldin subió a un Fiat Punto negro de la ACTC y, rodeada de un cordón policial, se retiró sin dar declaraciones.
1 comentarios:
HOLA, ME LLAMO PAULA DE LOS HORNOS Y MI VOTO ES PARA TIGRE COMO REVELACION
CHAU A TODOS Y SALUDOS
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