Pinchado en la altura de Quito

Anoche Estudiantes sufrió en carne propia cómo un buen planteo, inteligente y bien ejecutado, sucumbe cuando los metros pasan factura. El Pincha llegó a Quito a aguantar, pero no cerca de Andújar.

Sensini paró un 4-4-2 que no suele usar y su equipo construyó su Línea Maginot a 35/40 metros de su arquero. Allí se plantó, fresco, con autoridad y destreza defensiva (aún con la ausencia de Braña en el sector, un valor clave), y así evitó el desgaste de recuperar cerca de su área y desde allí salir. Mientras tuvo piernas, quitó muchas pelotas en el medio, y sin apuro y al tranco descansó en la pegada de Verón y Benítez. Arriba le faltó explosión, pero la potencia de Lazzaro y el juego aéreo eran un peligro latente para el local. Estudiantes controló el partido al inicio, ahogó los intentos de local, le anuló casi todos los circuitos ofensivos, y hasta Guerrón tuvo que ensayar diagonales hacia el centro, obligado por la asfixiante vigilancia que Benítez y Díaz montaron a su alrededor.

El local estuvo demasiado paciente, le faltó fuego y rebeldía para no caer en la telaraña del equipo de Sensini. Conclusión: el Pincha ahorró en piernas en ese inicio y no sufrió. Un tiro libre y un cabezazo de Vera (en offside...) fueron las únicas chances que tuvo la Liga en el primer tiempo.Pero claro, Estudiantes viene acumulando millas entre su pelea por la punta en el Clausura y esta Libertadores que lo tiene como protagonista. Y los minutos comenzaron a minar su capacidad física y también su lucidez. Ya de entrada, Liga apuró el ritmo y de a poco el equipo de Sensini se fue metiendo cada vez más cerca de su arquero. Todo lo eficaz que fue en el primer tiempo se desdibujó con cada minuto que se agregaba en el cronómetro.

Y el equipo ecuatoriano comenzó a cosechar con su velocidad. Guerrón abrió la noche con un golazo y fue incontenible, después Manso aprovechó un rebote en Verón y dibujó el 2-0. Lazzaro erró una chance clarita con el 0-1 y por eso el Pincha se vuelve a La Plata sin el gol que tanto necesitaba.

No es una utopía pensar que la mística pincha lo dé vuelta. Pero no será nada fácil...