Mata o muere. River no entiende otra cosa. Va al frente, da la cara, tarda casi una hora en mostrar la actitud que venía siendo su marca registrada, pero avanza. Mata o muere. No le importa nada más. Por eso Carrizo recibe el ok y se para al lado de Cabral, quien ya lleva diez minutos, dos córners, cinco centros y varias puteadas porque no-me-la-tiran-a-la-cabeza en el área de Central. Por eso Ortega se olvida por un instante de sus últimas semanas, inventa un sombrerito y le pega para hacer revolcar a Alvarez.
Por eso Buonanotte, el mismo que venía pidiendo el cambio porque casi no podía pisar, se la banca y tira la última gambeta. A full, a pleno, River pelea, lucha, busca cómo sea esa pelota que le permita rescatar un punto de su visita a Rosario, aunque no hay caso. Central consigue lo que ningún otro había podido hacer en la Argentina: pone al puntero de rodillas. Lo lastima, lo mata, lo deja sin invicto, le moja la oreja a su arquero, le corta una racha de 19 partidos sin derrotas a su técnico. Le gana a River, claro, y lo deja patinando por un sueño.Estudiado, cuestionado, analizado por dónde se lo mire, hay que decir que es un equipo coherente este River. Un equipo que tiene el título como objetivo y que no se traiciona en su búsqueda, que intenta mantener la misma intensidad de juego más allá de cuál sea el marcador y que si bien trabaja desde lo colectivo, depende en exclusiva de cómo se sientan sus individualidades.
Por eso de a ratos domina cuando Buonanotte estrena sus 20 años y se hace una fiestita frente a Espinoza y Borzani. Y por eso en otros momentos se muestra vulnerable porque Ponzio no puede con el Kily González, Augusto Fernández y Abelairas les ven los números a Méndez y a Costa, y tanto Cabral como Tuzzio quedan obligados a salir lejos para que Zelaya y Arzuaga no pivoteen con facilidad. Claro, Central también juega, y bien.
Pero más allá de eso, River se prende en el golpe por golpe desde el vamos. Y esta vez, sale mal parado. Porque Abreu, el que dio clase ante los universitarios de Perú, cabecea a las manos de Alvarez. Y porque un minuto después, Carrizo deja de perseguir el récord de Amadeo y reacciona algo tarde ante el derechazo (y el desvío) de Zelaya.Hiperquinético, acelerado, protestón, sobre el final River es un reflejo de Simeone. Y también por eso nunca se entrega. Mueve fichas, hace y deshace, transforma sin pruritos en cuestión de segundos lo que tenía pensado desde hace semanas. Pero ni así logra cambiarle la cara. Porque el Kily González tendrá menos recursos que muchos de sus rivales, pero le pone el corazón al partido, le agrega criterio y mucho del humo que le nubla las últimas ideas al puntero. Y ahí nada funciona para el Cholo. Nada es suficiente para River. Ni siquiera el regreso del Burrito (y de Rosales). La lectura es mucho más simple que los argumentos del jurado de Bailando por un sueño: River patina, se cae, muere en la suya. Un golpe que duele.
Central fue mas y justo ganador.
3 comentarios:
Saludos!!!
Fernando de LA PLATA
H
O
L
A
Mi voto es para Alosnso de GELP!
MUY BUENO EL PROGRAMA!
Daiana Medina
HOLA, les mando un saludos a los 4!
que sigasn como estan que van bien!
chauu
besoss
Karina
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