Y D'Ale, Cabezón...

El enganche reapareció tras el desgarro, pero tuvo su actuación más floja desde su arribo a Boedo. No se hizo eje y estuvo fastidioso: lo reemplazó Bilos y llegó el gol.

A casi un mes de sus últimos minutos de acción, justamente, aquél puñado en el Monumental, con el saludo a la platea de River, el desgarro, y la demostración express de bronca de los hinchas del Ciclón como corolario, el regreso de Andrés D'Alessandro a la titularidad en la escuadra de Ramón Díaz despertaba atención extra en Sarandí. Se lo esperaba, tratamiento especial mediante, para el choque en la altura de Potosí, pero el cuerpo técnico lo preservó. Se lo anunció en el match del sábado ante Vélez, pero la desgracia lo suspendió. He ahí la explicación a la ansiedad. Sin embargo, el Cabezón no mostró una versión mejorada. Por el contrario, tuvo su actuación más floja desde que llegó a Boedo. Contrariado, no alcanzó a hacerse eje y el Pelado decidió reemplazarlo por Bilos en la segunda etapa para reacomodar el dibujo. Se retiró entre murmullos y algún que otro silbido (nada generalizado, señal de que todavía tiene crédito) y, encima, con él observando el epílogo desde el banco, San Lorenzo logró la conquista del triunfo.Quizás arrancó demasiado adelantado, en pos de conectar con los dos puntas. La realidad es que su mejor acción fue la ejecución de un tiro de esquina que causó zozobra cerca de Cuenca. Con tendencia al ademán cuando la bola no le llegaba, se volcó, de a ratos, a la derecha para intentar desequilibrar. Se molestó ante algunas imprecisiones propias y de sus compañeros. Y fue protagonista de un blooper: en la segunda etapa, un toque antes de salir, le quedó de frente una bocha, con chances de remate, y Adrián González, también con intenciones de shotear, se lo llevó puesto desde atrás. Así, el Cabezón todavía no consiguió saborear un triunfo en cancha. Tiempo, todavía tiene. Quién te dice que, ante Potosí, aparece Andrés...