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domingo, 2 de diciembre de 2007

Lanús se dio el gusto de su vida: es campeón por primera vez en su historia.

Empató 1 a 1 con Boca en La Bombonera, donde Sand y Palermo anotaron los goles. Así le sacó cuatro puntos a su escolta Tigre. ¿La clave de la campaña? Un equipo joven, de muy buenos jugadores, más un técnico como Cabrero que desde el vamos bajó el mensaje de jugar bien al fútbol.

Se sentían el humo y el ruido. Desde hacía rato, en realidad. La locomotora de la ilusión granate arribaba a la que podía ser la última estación de su recorrido. Lanús tenía todo para subirse a un tren que, a su paso, sólo dejaba gloria y partes de un sueño que cada vez tomaba más forma. El anfitrión, Boca. El escenario testigo, La Bombonera. Tarde de sol, divina para jugar al fútbol. En una polémica decisión de los dirigentes xeneizes, los hinchas visitantes disponían de apenas 2.860 entradas. Por eso, la gran mayoría se reunía en el estadio de Guidi y Arias, para verlo en una pantalla gigante. Le alcanzaba el empate al conjunto del Sur para consagrarse campeón del fútbol argentino por primera vez en su vida. En caso de perder, debía esperar que Tigre no le gane a Argentinos en La Paternal. Comenzaba una jornada que pretendía perpetuarse en la historia grande. Todavía quedaban vestigios de lo sucedido el 10 de diciembre de 2006. Aquel domingo, Lanús derrotó a Boca en esta misma cancha y le puso suspenso al campeonato que finalmente vio coronarse a Estudiantes. Existía la sed de revancha, sí, aunque las energías del local, ya sin chances en el Apertura, apuntaban de lleno al Mundial de Clubes de Japón. Esto se demostraba, por empezar, en los titulares: aparecían Krupoviesa, Vargas, Bertolo, Alvaro González y Bueno, entre los nombres que habitualmente no juegan desde el arranque. Los once de Ramón, mientras tanto, salían de memoria. Bossio, Graieb, Ribonetto, Hoyos, Velázquez, Blanco, Pelletieri, Fritzler, Valeri, Acosta y Sand querían calzarse la pilcha de héroes para siempre. Mucha pausa, estudio excesivo y lógica calma fueron los puntos que relucieron en el inicio. Conforme con el resultado parcial, que lo catapultaba sin escalas al éxito, el Granate planteó un partido inteligente. Esperaba en su campo, buscaba espacios para lastimar con la velocidad que imprime de tres cuartos hacia adelante y controlaba, sin pasar sobresaltos, los tibios intentos que provenían de la vereda de enfrente. Dentro de ese panorama, claramente marcado por la quietud, la primera chance de peligro llegó recién a los veintitrés minutos. Palermo peinó tras un largo pelotazo y Bueno apareció solo. Se perfiló para su zurda y hasta el arco pareció abrírsele. Sin embargo, la definición del uruguayo se fue desviadísima. A partir de ese momento, ambos se enchufaron y el trámite levantó en vibraciones. Algo que, dadas las circunstancias, no podía faltar. También creció Lanús. Fortificó su solidez defensiva, logró el equilibrio justo entre juego y combate, en el medio, e inquietó con la movilidad de sus delanteros. Así, fue acercándose lentamente al arco rival. Vargas cerró oportunamente en un avance de Acosta, Velázquez probó con un tiro libre que se fue por arriba y, a ocho del descanso, Acosta mandó un centro cerrado desde la derecha y Caranta la tocó. A la salida de ese tiro de esquina, el estruendo dejó paralizados los corazones de toda la familia granate. Porque Sand ganó en las alturas del área xeneize y clavó el 1-0 con un cabezazo inatajable. Delirio, griterío enloquecido, festejo enfervorizado. El goleador rompía el molde y desataba una fiesta en la cabecera visitante. Ni que hablar en el Sur. El título estaba más cerca que nunca. Boca quería ser algo más que el organizador de la celebración ajena. Y fue a buscar, al menos, el empate. Enseguida nomás, tuvo una oportunidad para lograrlo. Pero Bueno, lejos de hacerle honor a su apellido, volvió a dar muestras de cómo no hay que definir y cabeceó muy alto. Al ratito, Russo hizo dos cambios. Dátolo y Gracián entraron por Bertolo y Alvaro González. Aunque las noticias llegaban procedentes de La Paternal. A través de un penal, Argentinos vencía a Tigre. La palabra "campeón" cada vez le iba mejor al equipo de Cabrero, que era feliz con ver girar hasta el hartazgo las agujas de un reloj que ya había aceptado rendirse ante la realidad. Después de un cierre providencial de Paletta frente a Valeri, Bueno dispuso de la última. Y como toda la tarde, perdió. Esta vez, Bossio adivinó su intención de tocar la pelota por arriba y controló sin problemas. Fue la última porque lo reemplazó Boselli. Y el recién ingresado, en dos minutos, hizo más que el uruguayo en más de una hora. Aguantó tras un toque de Palermo, de cabeza, y le devolvió la bola al goleador, que resolvió de zurda ante Bossio y regresó la paridad a los números: 1-1. El empate les caía bien a los dos. Llegó la expulsión de Vargas por un patadón a Acosta, las variantes de Cabrero -Benítez, Salomón y Sigali por Velázquez, Salomón y Acosta, respectivamente- y una espera que los hinchas vivían con ansiedad desbordante. Caranta tapó a Sand y atoró a Blanco, en dos ocasiones que bien pudieron haberse convertido en la victoria de este brillante Granate.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola chicos!!

que esten muy bien
un beso

marcela

Anónimo dijo...

Hola chicos!!
los felicito por este año y me gusto eso de que cuenten un poco de sus vidas, ya que sabiamos poco
Laura

Anónimo dijo...

Se los va a extrañar despues del viernes...
ojala que vuelvan pronto
suerte
Flor

Anónimo dijo...

Lanus campeon!! jeje rarisimo

chicos que tengan una buena semana y besos para todos

Berisso los quiere, gracias por seguir a la villa en el torneo.

chau
Lucy y Victoria

Anónimo dijo...

Hola Nico y los demas integrantes de "El Show Deportivo" les mando un saludo muy grande y que el programa final sea genial como todos los del año.
Georgina