Central lo ganó al final

Boca presentó el clásico 4-3-1-2, con Ezequiel Muñoz como marcador lateral derecho; Gary Medel como volante derecho y Nicolás Gaitán como acompañante de Martín Palermo en el ataque.

Rosario Central, en el debut de Leonardo Madelón, dispuso un 4-4-2, con Jonathan Gómez volcado a la derecha y Adrián De León en el ataque junto a Milton Caraglio.
En el primer tiempo, Central salió a jugarle de igual a igual a Boca, consciente de sus propias necesidades respecto del promedio del descenso y de la desesperación del local por conseguir una victoria.
Boca intentó salir por los costados para vulnerar las dos líneas de cuatro que plantó Madelón. Pero cuando lo intentó por la derecha, tropezó con las dificultades de Muñoz para proyectarse, dadas sus características de marcador central.
Y fue Medel, ya más habituado a desenvolverse cerca de la raya, quien se encargó de abrir la cancha por ese costado.
Cuando el local buscó atacar por la izquierda, halló espacios a espaldas de Jonathan Gómez, con Gaitán, quien si bien se movió libre por todo el frente de ataque, fue profundo cuando incursionó por la izquierda.
Pero el equipo conducido por Abel Alves no tuvo precisión para enviar los centros hacia Palermo, ni a través de Gaitán ni por parte de Matías Giménez.

Para colmo, Juan Román Riquelme no logró conducir las acciones a ras del suelo, tal como es su costumbre.

Mientras tanto, Central se las ingenió para inquietar a Javier García con remates desde afuera del área, como a los 24 minutos, cuando Mario Paglialunga provocó un rechazo del arquero.
Con Gómez demasiado recostado sobre la derecha, Central dilapidó a su jugador más creativo, obligándolo a un ida y vuelta que lo desgastó.
No obstante, cuando pudo, el enganche encubierto del ‘canalla’ logró verticalidad, como a los 34 minutos, cuando tiró desde afuera pero encontró bien ubicado a García.
Y a los 43 minutos, luego de un córner desde la izquierda, Guillermo Burdisso cabeceó y De León desvió el tiro para descolocar a García y abrir el marcador.

El visitante se fue al descanso en ventaja como premio a haber inquietado más al arquero adversario, frente a un rival que tuvo más tiempo el balón pero que casi no supo qué hacer con él.
En el segundo tiempo, al comenzar, Alves dispuso el ingreso de Cristian Chávez por Luiz Alberto, para tener más salida por el costado derecho. De este modo, Medel se reubicó como lateral derecho y Muñoz pasó al centro de la defensa.
Pero la primera llegada del local en esta etapa ocurrió por lateral izquierdo, a los 3 minutos, cuando Luciano Monzón, luego de combinar con Riquelme, estrelló un zurdazo en el palo derecho de Hernán Galíndez.
Con Boca lanzado en busca del empate, surgieron espacios para el ‘canalla’, que inmovilizó a los dos centrales ‘auriazules’ con el doble ‘9’ que conformaron Caraglio y De León.

El tándem que había imaginado Alves para que su equipo progresara por la derecha se derrumbó a los 12 minutos, cuando Medel debió abandonar la cancha por una lesión en la rodilla derecha.

Pero a los 15 minutos, Riquelme frotó la lámpara, disparó desde afuera por la franja central, Galíndez dio rebote y Gaitán definió de zurda con el arco vacío. Boca empató cuando la lesión de Medel parecía que iba a complicarle los planes.
Aunque las dificultades que Boca tuvo para contrarrestar el juego aéreo en el área propia atentaron contra cualquier signo de mejoría de tres cuartos en adelante. A los 26 minutos, Caraglio cabeceó desviado luego de un tiro libre en forma de centro.
Con remates desde media distancia, que no tuvieron la deseada puntería, Boca insistió sin mayores ideas para llegar al arco rival.

A cuatro minutos del final, cuando Furchi cobró una falta que no existió por parte de Chávez, arribó el tanto de la victoria para Central: un cabezazo final de Caraglio, quien aprovechó una mala salida de García, desató la angustia en el pueblo boquense.

Y como si el gol fuera poco, Riquelme se fue expulsado por protestar la sanción del tiro libre.
Central ganó en la Bombonera después de 20 años (Apertura ’90, 2 a 1), acrecentó la crisis ‘xeneize’ y se ubicó a sólo una milésima por debajo de Racing en el promedio.