Montevideo, 38 años después

Después del placentero viaje en buquebús, llegué a Colonia. Ciudad pequeña, humilde y muy tranquila. De ahí, a Montevideo.

Aahh, Montevideo; casi como la Buenos Aires de hace un par de décadas. Bien "charrúa", con menos tráfico y más orden. Su 9 de Julio se llama 18 de Julio. Ancha, iluminada y repleta de puestos y ferias.

!Qué amables y educados son nestros hermanos uruguayos! Siempre tan sonrientes y con el termo bajo el brazo. Toda una tradición. Y si de eso se trata, les cuento que me hice un rato para cenar en la Papañita, una casa de comidas que data de principios de siglo XX.

Ni bien la abandoné, busqué el norte y me dirijí hacia la Gran Cita. El partido de vuelta de una de las semis de la Copa Libertadores. Estaba en camino a presenciar el enfrentamiento entre dos pesos pesados del continente: Nacional y Estudiantes.

Seguí caminando por la calle principal y de pronto divisé el frondoso parque donde está ubicado el Centenario. seguí caminando, con ansias, en la misma dirección, sobre la autóctona vereda de conchilla y fue ahí que me quedé petrificado; es que sobre la copa del tupido parque vi la torre característica del estadio y atónito me recordé: mira donde estas...

Sentía nervios, pero también regocijo por estar ahí. me acerqué aun más a la gran mole y empecé a escuchar a la multitud. Ah noo, me dije. No lo puedo creer. -Habrá sentido lo mismo algún enviado a cubrir la final de aquella copa de 1971?caminé un poco más y redoblé la apuesta: Qué habrá pasado por la cabeza de aquel periodista argentino que cruzó el charco para cubrir la Final de la Copa del Mundo de 1930? Seguramente, habrán sentido la misma emoción que yo.

Desde adentro, el estadio es todavía más grande e imponente, y pensar que casi ni fue remodelado...

El reloj cantó las 21.15 y la número 5 comenzo a rodar. Ahí estaba yo, sentado en el palco de prensa de aquel pedazo de historia del fútbol mundial. y confieso que seguía sin creer lo que estaba viviendo.

Los 52.000 espectadores se hicieron notar durante todo el transcurso del primer tiempo. Ya en la segunda etapa, el equipo de Sabella se despertó, y con garra primero y buen fútbol, después, ganó 2 a 1. Sí, era el mismo escenario y hasta el mismo rival, pero esta vez, Estudiantes salió sonriendo, porque después de 38 años, llegó a la Gran Final.