Superclasico empatado

Al final fue empate. Fue mejor Boca, tal vez mereció más. Golpeó River, pudo ganarlo de contra. No fue para ninguno, en la Bombonera, la versión más joven del legendario Superclásico del fútbol argentino terminó 1-1. Una página más de la historia, con goleadores históricos. Martín Palermo adelantó al equipo de Ischia con un zurdazo desde afuera del área. Y cuando Boca lo tenía para el nocaut a River, Marcelo Gallardo selló la igualdad con un tiro libre magnífico. Mil emociones, pero el punto no le sirvió a ninguno...

El gran ausente de la tarde fue Juan Román Riquelme. El enganche finalemente no pudo ser de la partida y aunque Ischia lo esperó hasta último momento, la dolencia en el pie derecho del diez le ganó a las ganas de jugar de Román. Entonces el Pelado apostó por Nicolás Gaitán como enlace, más el aporte del Pochi Chávez, por izquierda. Néstor Gorosito también esperó hasta el final para confirmar su alineación y al campo saltó un River raro con Gallardo como volante por izquierda.

Fue mucho más prolijo Boca. Manejó la pelota con criterio y fue dueño del campo durante casi todo el partido. Aunque le faltó profundidad. En cambio River esperó para la contra y le jugó su pleno a Fabbiani, pero el Ogro terminó jugando más para él que para el equipo. Quiso demostrar todo en algunas pisaditas y entre Cáceres y Forlín se lo comieron crudo. En el primer tiempo fue el local el que generó las mejores situaciones de gol. A los 4, Palermo le bajó la pelota con la cabeza a Gaitán que se fue derechito para enfrentar a Vega. Pero el duelo se lo quedó el arquero visitante. Pero la segunda situación para Boca llegó recién a los 35, con un remate de Battaglia que se desvió en Villagra y casi traiciona a Vega.

Después de los 20, el partido se cortó mucho. Gustavo Bassi pitaba una falta detrás de la otra, y les sacó amarilla a Nicolás Sánchez y a Paulo Ferrari (también debió amonestar a Battaglia y a Vargas). Dejó la mejor sensación Boca, aunque le faltó que Palacio (imparable para Cabral y Sánchez) lograra llegar a encarar a Vega, y que Gaitán y Chávez estuvieran más conectados. De la misma manera comenzó el complemento. Boca con la pelota y River esperando por su oportunidad.

También el nerviosismo y el juego brusco se repitieron en el segundo tiempo. Amarillas para Chávez y para Domingo, el compañero de Oscar Ahumada en el tándem en el medio campo, creado para contener, recuperar, y en caso de ser necesario, romper con el juego de Boca. A los 14, Cáceres anticipó a Gallardo y le puso una pelota bárbara a Palacio que les ganó la espalda a Ferrari y a Nico Sánchez. La Joya tocó al medio, y allí Martín Palermo, desde afuera del área, sacó un zurdazo implacable para decretar el 1-0. Lo merecía Boca, y lo merecía el Titán, siempre solidario con el equipo.

Rápido de reflejos, Gorosito mandó a la cancha a Buonanotte por el estático Gustavo Bou y a Rosales por Fabbiani, que le dio una trompada al banco de suplentes, enojado con él mismo por su mal rendimiento. El Enano le cambió la cara a un River obligado a salir. Le dio movilidad y frescura al ataque de River, que a hasta los 24 minutos del segundo tiempo no había contado con un remate franco al arco de Abbondanzieri.

Pero el fútbol es así. En el mejor momento de Boca, River se encontró con el empate por la pegada de Gallardo, que había alternado buenas y malas, aunque sin ser determinante en el partido. En ese minuto 24, Buonanotte encaró para el área, Battaglia lo bajó y Bassi cobró el tiro libre en la puerta del área. El Muñeco le sacó lustre la botín derecho y clavó la pelota en el palo derecho del Pato, por arriba de la barrera. Esta vez fue Ischia el que movió el banco: Mouche y Gracián por Palacio y Chávez. Pero al Pelado no le salieron como a Pipo.

Boca buscó hasta el final una victoria que ya se le había escapado. Se repitió en centros al exhausto Palermo, sin claridad para atacar. Y River, que por cómo había jugado el punto era negocio, casi lo gana. A los 33, Buonanotte lo dejó sólo a Falcao con Abbondanzieri, pero el colombiano (con tiempo y espacio para definir) la tiró afuera ante un Pato desesperado. Fue empate en la Bombonera, un punto con gusto a poco para los dos. Boca fue un poquito más, pero perdonó a un River que resurgió y casi se lo lleva de contra.