En el estreno de su camiseta, River fue glamour y también aguante. Se subió a lo alto de la tabla aunque Estudiantes lo puede pasar, si completa en victoria el partido suspendido anoche ante Racing. ¿Los goles en Liniers? Sánchez y Falcao. Carrizo la rompió otra vez.
De entrada, Vélez dio la sensación de ser más profundo. O al menos, intentó serlo, a partir de la posición territorial de sus jugadores. Paró a los laterales bien adelantados y no tardó en complicar, con centros cruzados que hicieron ver las estrellas a los defensores locales. Un remate de media distancia de Escudero, un cabezazo tremendo de Balvorín que Carrizo manoteó como pudo... Pero fue un espejismo, apenas. Porque a los 8 minutos, en una contra letal, el chileno Sánchez dejó en claro una vez más que no hay que darle un metro de ventaje. Sí, encontró un huequito y sacó un derechazo cruzado que terminó adentro. Y enseguida, Falcao entró al área con pelota dominada, le amagó al arquero y, de cachetada, la mandó al rincón.Cero lógica para ese arranque plagado de tensión. Iba uno, enseguida respondía el otro. Sin freno y a cara descubierta. Vélez, impulsado por su desesperación, siguió entregándose al ataque, como lo imaginó desde el primer minuto. Fue incluso con más gente todavía. Pero se topó con la habitual seguridad de Carrizo, quien sacó todo lo que le tiraron. Arriba, a bajo, en las puntas, en el medio... Le puso un portón al arco. Y de a poco, claro, fue agrandando a sus compañeros, que mágicamente pasaron sin darse cuenta de las dudas a la seguridad absoluta.River fue letal con espacios. Los tenía en todo el frente de ataque y sin tener gran tiempo la pelota, fue mucho más peligroso en el primer tiempo. Pudo llegar el tercero, después de una salida impactante, que Rosales recibió dentro del área y de pique fusiló al arquero, que rechazó dando un paso hacia delante. Buonanotte y su desenfado para estar en cada rincón; Sánchez y su desequilibrio constante; Falcao y su contundencia... River, en definitiva, y una actuación futbolera que venía graneando desde hace unas cuantas fechas. Más allá de un resultado puntual, este equipo de Simeone precisaba mostrar (y también mostrarse) que tiene juego debajo de la manga.¿Vélez? Se pinchó. Como que los goles, ese uno-dos al mentón, lo pusieron en situación de caída libre. Repitió pelotazos y cayó en sucesivos errores que lo hicieron jugar cada vez más lejos del área rival. Le costó generar peligro, mientras que atrás no daba garantías para frenar a un River que derrochaba practicidad y eficacia.Otra fue la historia en el segundo tiempo. Vélez, jugado por jugado, fue "como loco" para adelante. Los defensores pasaron a ser volantes y los propios volantes delanteros. Iban en fila a descontar. Por todos lados. Pero siempre aparecía Carrizo para ponerles un freno.A esa altura, los dos goles de ventaja era quizás un excesivo premio para los visitantes. Que jugaron, es cierto, un muy buen primer tiempo, pero después tuvieron que recular. Un poco instinto conservador y otro poco porque el rival mejoró.Los de Tocalli acumularon situaciones en los minutos iniciales del segundo tiempo. Pero las dejó pasar de largo, un poco por la invulnerabilidad de Carrizo, quien cada día se siente más aplomado en el puesto, y otro poco por la mala puntería.Lo cierto es que el partido se fue desinflando, entre la impotencia de Vélez y el lógico conformismo de River, que se trepó a lo alto del campeonato con: primero un buen rato de fútbol y después una incansable entrega. Le sobró con eso.
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