De entrada, Denis tuvo una chance y puso en ventaja a Independiente en Avellaneda, donde parecía tener controlado el partido. Pero justo antes del entretiempo, llegó una pelota cruzada y Piatti la mandó adentro. Ya en el segundo tiempo, aumentó Barroso.
Iba uno, respondía el otro. Así, abierto y vertiginoso, se planteó el partido. Estudiantes tomó la iniciativa y, a partir de pelotazos cruzados, complicó de entrada a una defensa que, entre las dudas por salir o quedarse, cometió errores. Y Maggiolo, movedizo por todo el frente de ataque, pudo abrir el marcador en un par de ocasiones.Independiente estaba obligado a ir a buscar el partido. El empate era, ni más ni menos, su "condena" a las aspiraciones de pelearle el campeonato con los de arriba. Montenegro, una vez más, se puso el equipo al hombro. Lo hizo andar a su antojo. Tanto cuando aceleraba como cuando era necesario hacer la pausa. Y ahí se vio el mejor Independiente. Agresivo, pujante, fresco. No tardó en arrinconar a Estudiantes, que dio un paso atrás y la pasó verdaderamente mal.Denis, el implacable Denis, abrió el partido a los 24 minutos del primer tiempo. Con todo Estudiantes tratando de salir, el delantero se coló dentro del área y definió fenómeno, bajo y a un rincón, lejos del alcance del arquero.De ahí y hasta el entretiempo, se vio un Independiente suelto, seguro, convencido de su fútbol. Lo tuvo dos veces Montenegro, pero el arquero respondió a puro reflejo.El fútbol, sin embargo, tiene esas "cositas" inesperadas. Porque, sinceramente, ¿quién imaginaba que Estudiantes podía llegar a empatar? Es que se estaba ligando una milonga de aquellas. Pero antes del entretiempo, vino una pelota cruzada al área, los defensores se quedaron atornillados y en el segundo palo la empujó Piatti. Y si de sorpresas se trata, vaya lo que vino en el segundo tiempo. Independiente sintió el impacto de no poder resolver el partido en su momento. Como que se paralizó. Atrás, en el medio y ni hablar arriba. Fue otro equipo. Inseguro, dubitativo, errático. Apiló errores que supo capitalizar Estudiantes. Un mal cálculo de Assman, le permitió a Barroso anotar el segundo. Sí, en un rato se daba vuelta el partido.Impotente, de a ratos resignado, lentamente se le fue escapando el partido a Independiente. Y también el campeonato. Repitió pelotazos y la desesperación lo condujo sin escalas hacia la nada.
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