Estudiantes fue el dueño del clásico.

Le ganó de local 1 a 0 a Gimnasia, en un partido que tuvo más emoción que brillo. Herrera desperdició un penal y a partir de ahí todo cambió de manos. Porque el Pincha se empezó a animar hasta que encontró la diferencia a través de Salgueiro.

Llegó el día tan esperado por los hinchas platenses...

El clásico que divide las aguas en la ciudad: Estudiantes y Gimnasia, lejos de la punta, se jugaban el orgullo en el estadio Único, en la edición número 142 de la era profesional. El Pincha ponía su mejor mediocampo después de mucho tiempo: Salgueiro, Braña, Benítez y Verón. El Lobo llegaba con el ánimo en alza tras el 2-0 ante Newell's. El comienzo fue el imaginado: pocos espacios libre y dientes apretados. Recién a los 11, se sacudió el avispero. Escobar le pegó de media distancia y la pelota se perdió por arriba, cerca del travesaño. Los volantes del Lobo hacían del orden una bandera y, cuando podían, se acercaban a Andújar. Enseguida respondió Estudiantes por la derecha, con una corrida del uruguayo Salgueiro que terminó en tiro de esquina. El Chino Benítez le dio cerrado y Cejas la rechazó cuando se metía. En un trámite parejo, Gimnasia era apenas un poquito más. Y tuvo su premio a los 24, cuando Alayes, que ya estaba amonestado, le cometió penal a Herrera que el árbitro Baldassi no dudó en sancionar. El propio delantero agarró la pelota y se hizo cargo de la ejecución: fuerte a la derecha de Andújar, quien rechazó hacia un costado. El rebote le cayó al punta: balazo abajo y otra vez el arquero. ¿La tercera es la vencida? No, por lo menos esta tarde. Andújar le ahogó nuevamente el grito de gol a Herrera. Y en el fútbol las que no se concretan en un arco se padecen en el propio. Angeleri buscó con un largo pelotazo a Maggiolo, éste la peinó para la entrada de Salgueiro. El uruguayo ingresó al área, abierto sobre la derecha, y desde un ángulo cerrado le pegó al arco. Cejas se sorprendió, no alcanzó a cerrar las piernas y el delirio se vistió de rojo y blanco. Con un Verón muy activo y participativo, Estudiantes comenzó a justificar la diferencia en el arranque del complemento. La Bruja se ubicó a la derecha de Braña y movía los hilos de su equipo. Quitaba, distribuía y llegaba al área. El Pincha era más y casi aumenta a los 10. Buen centro de Benítez desde la izquierda y anticipo de Maggiolo. Cejas, atento, rechazó junto a un palo. ¿Qué hacía Gimnasia mientras tanto? Intentaba acomodarse en el campo. Pero estaba perdido, no tenía la brújula. Pero el mal partido de Alayes le dio una esperanza. El defensor que ya estaba amonestado y que había cometido el penal, cometió una infantil infracción y Baldassi le mostró la roja. Entonces, arrancaba otro encuentro. Porque Simeone rearmó la defensa: Desábato por Salgueiro, y partir de entonces, revivieron los de Falcioni. El Pincha se retrasó y le entregó la pelota a su rival, que con más vergüenza que fútbol se acercó a Andujar. Fede Domínguez se animó y le dio de afuera. El arquero voló y contuvo.

Falcioni hizo dos cambios con la intención de ganar en profundidad y precisión en los últimos metros: Piergüidi y Batalla por Leguizamón y Alderete. Gravitaron poquito.Así y todo, a Gimnasia le costaba mucho llegar. Todo era a los empujones. Terremoto Cejas ya jugaba como líbero y el centro a la olla era el arma preferida del Lobo. A los 36 tuvo el empate con un tremendo derechazo de Herrera que Andújar, la figura de la cancha, rechazó hacia un costado. Cinco minutos después, Escobar probó de media distancia. La pelota se fue cerca del poste izquierdo del arquero. Con el pitazo de Baldassi llegó el desahogo de los hinchas del Pincha. El abrazo cargado de emoción del Cholo Simeone con los integrantes de su cuerpo técnico. Estudiantes prolongó su buena racha en los clásicos ante Gimnasia y, en el estadio Unico, jamás perdió ante su eterno rival. Motivos más que suficientes para festejar.