Un triunfo de Locos.

Chicago dio sobradas muestras de que se agranda en la adversidad. Lo hizo el año pasado, cuando consiguió el ascenso de manera casi heroica. Y lo volvió a hacer anoche, en Quilmes. Porque el Torito llegó al Sur después de vivir una semana muy complicada. Incluso, se pensó en que una derrota podía desencadenar en la ida de la dupla técnica. Si hasta los jugadores tuvieron que salir a respaldarlos...Pero Marcelo y Pérez hablaron en la cancha. Y les dieron una lección a propios y extraños. Porque Chicago le pegó una paliza táctica a Quilmes. Lo maniató, lo redujo a la mínima expresión y le terminó ganando 3-1, aunque pudo haber hecho más goles si no desperdiciaba tantas contras. Que quede claro: el Torito siempre fue más y mejor que un rival timorato, que recién se acordó de que tenía un hombre más cuando perdía 2-1...De entrada, los de Mataderos sorprendieron con los tres puntas. Y como el cervecero defiende con tres, Musto tuvo que retroceder hasta convertirse en un central más, para no quedar mano a mano. Así, ganó el medio y manejó el partido. Y, obvio, se puso en ventaja con un golazo de Nahuelpán. Y no la estiró porque el asistente Krauss vio un offside inexistente de Martinuccio (ver Ráffaga de errores).Quilmes pareció revivir cuando Marclay aprovechó un quedo del fondo y empató. Encima, dos minutos más tarde Nahuelpán se hizo expulsar. Pero fue un espejismo. Chicago cambió por un 4-4-1 y al local no se le cayó una idea. El Torito, en cambio, empezó a asustar de contra, de la mano del peligroso Cervera. Y después de un cabezazo del Loco, Viturro puso el 2-1. Fanesi quemó las naves (muy tarde, leyó mal el partido) pero la historia estaba sellada. El propio Cervera cerró el partido con un golazo y le pasó los problemas al otro lado. Los hinchas despidieron a todos con insultos y Fanesi se fue sin hablar. ¿Chicago? Se fue Loco de contento.