El capítulo ll de la misma historia, aquélla que comenzó el 12 de septiembre y había quedado inconclusa, no ofreció grandes momentos de luminarias en cuanto al juego colectivo de estos dos equipos. Pero poco le importa eso a este Gimnasia reconfortado. El segundo equipo con menos goles en el campeonato (lleva diez), el de una delantera livianita al extremo (ante San Lorenzo quebró una racha de 457 minutos sin tantos), sumó una dosis de vitamina frente a la red ajena, con ese testazo de Matías Escobar que se incrustó en un ángulo, y esa gran definición de Ignacio Piatti para coronar una noche brillante en lo personal. Hubo una mutación del Lobo. Un cambio notorio entre ese equipo inconexo del primer tiempo y el que ganó en convicción en la segunda parte. El máximo abanderado, el máximo responsable de esa levantada fue, justamente, el enorme Piatti. En una cancha con charcos en algunos sectores, Colón murió en las insinuaciones. Se quedó apenas en eso. Apoyado en una mayor prolijidad en el traslado de la pelota, con Falcón, Romero y Gandín a la cabeza, tuvo chances para desnivelar en ese primer tiempo. Principalmente, con ese mano a mano que Ramírez dilapidó cara a cara con Cejas, le dio aire al Lobo, le permitió empezar a creer. Entonces, Piatti, que hasta ese momento era el único que hacía algo diferente en su equipo, comenzó a contagiar a sus compañeros. Punzante, encarador, un enganche para acá, otro para allá. Frescura pura. Fue así como le inyectó a su equipo la idea de que podía. Cada ataque por la derecha emanaba olor a gol. A Gimnasia lo dejaron crecer y, a pura actitud, se llevó por delante a un rival que suele apichonarse cuando juega de visitante. De nada le sirvió ese buen manejo del balón. No le pudo sacar el jugo a esos momentos del partido que le resultaban favorables, sin llegar a ser brillante lo suyo. El Lobo, después de sufrir un acoso en los minutos iniciales, al fin retornó a la victoria luego de casi un mes (su último festejo había sido contra Huracán). El Sabalero pecó de inoperante en los metros finales, en la zona roja de definición. No supo ponerle los clavos a esa superioridad pasajera en el desarrollo. Ahora Gimnasia, revitalizado, esperará a River con el pecho provisto de más oxígeno, pese a ser uno de los últimos en el torneo. La bocanada de aire se la dio un osado Ignacio Piatti.
sábado, 13 de octubre de 2007
Gimnasia le ganó bien 2-0 a Colón. Piatti, la figura.
Publicado por El Show Deportivo en 10/13/2007
Etiquetas: Gimnasia de LP.
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