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miércoles, 3 de octubre de 2007

El cuervo no logró acercarse a la punta.

Dos estados de ánimo prácticamente opuestos chocaban con un objetivo en común. Boca, golpeado después de sumar sólo un punto de los últimos seis en el Apertura y quedar eliminado de la Sudamericana, recibía a un San Lorenzo entonado luego de tres victorias al hilo. La premisa: ganar para no perderle pisada al líder, Independiente, que ya había pasado a Gimnasia de Jujuy con comodidad. El clima en La Bombonera era el ideal. La temperatura subía minuto a minuto. Llegaba el momento de jugar. Y a la hora de hacer rodar la pelotita, el equipo de Russo fue más claro y profundo. Con las líneas bien adelantadas y una marcada actitud ofensiva, arrinconó contra su arco a un rival que esperaba en su campo muy pacíficamente. La primera chance concreta para romper el cero la tuvo Ibarra, con un bombazo de Ibarra desde afuera del área que pasó muy cerca del palo izquierdo de Orión, quien empezaba a sentir la presión xeneize cada vez más cerca. Con mucha paciencia y la casi total posesión de la pelota, Boca tocaba de un lado a otro en busca de algún espacio para entrarle a un Ciclón, hasta ese momento, muy cauteloso. Así, Ibarra volvió a tener otra muy buena. Aún mejor que la anterior. El Negro, en el área y por derecha, pisó para adentro y sacó un potente zurdazo al segundo palo. Orión tapó con gran categoría. A todo esto, la respuesta llegó por intermedio de Ortiz. El volante remató de media distancia, la bola se desvió en Paletta y Caranta se estiró contra su ángulo superior izquierdo para evitar la caída de su valla. Cerca de la media hora de juego, San Lorenzo intentó cortar, aunque muy tímidamente, el dominio territorial que tenía el local sobre el partido. Lejos de lograrlo, de la vereda de enfrente sólo encontró constancia y regularidad. Boca siguió yendo a la carga. Primero, Orión manoteó con lo justo en un salto con Palermo y, en la continuación de la jugada, Méndez rechazó un disparo de Cardozo. Pero tanto fue, que finalmente consiguió su premio. Merecido, vale destacarlo. Nadie pudo parar por izquierda a Cardozo por izquierda. El volante envió un buen centro de zurda al corazón del área y Palermo resolvió con un cabezazo inatajable para Orión. Pique al suelo, al palo más lejano del arquero y 1-0. Estaba bien. La etapa inicial terminó sin cambios dentro de la cancha, donde el Xeneize demostraba una notoria superioridad y dejaba nula cualquier discusión que pudiera surgir al respecto. Sí los hubo afuera, porque Russo reclamó airadamente un inexistente codazo de Bottinelli y el árbitro Beligoy lo expulsó. Pareció salir más decidido San Lorenzo a jugar el segundo tiempo.

Apenas habían pasado tres minutos, cuando Morel Rodríguez peinó un tiro libre de Ferreyra y probó los reflejos de un Caranta inexpugnable. Mientras tanto, dejaba espacios en el fondo y Boca, fundamentalmente con el vértigo de Palacio, lastimaba en ataque. Y fue justamente en un arranque rápido desde atrás, que llegó el 2-0. Una combinación entre Paletta, Maidana, Ldesma e Ibarra derivó en Palacio, quien desbordó por derecha y tiró un buen centro. Palermo volvió a ganar en las alturas y reventó el travesaño. Con mucha mala fortuna, Méndez se la llevó por delante en el rebote y dejó sin reacción a Orión. La historia empezaba a oler a liquidada. El gol en contra derrumbó lo que le quedaba de moral al Ciclón, que fue por el descuento con mucho más empuje, amor propio y garra que fútbol. Cuando promediaba el complemento, Ferreyra estuvo cerca de ponerle emoción a la tarde. El ex jugador de River metió tremendo zurdazo desde afuera del área y la pelota le dio un besito al travesaño, y salió. Por el otro lado, Palacio estaba intratable por derecha y complicaba reiteradamente al visitante. La velocidad de Orión evitó el tercero, que bien pudo llegar en más de una ocasión. Sólo restó tiempo para la impotencia típica de estos casos. Una durísima plancha de Méndez sobre Banega dejó sin opción a Beligoy. El árbitro, correctamente, echó al Gallego y a partir de ahí, la gente se encargó de ponerle ambiente al atardecer en La Bombonera. . La cuestión estaba concluida.
Boca había conseguido una victoria sin atenuantes y el gran objetivo tenía a Núñez como destino. El Superclásico ya se siente en la esfera zeneize. Y en menos de 96 horas, será el gran día.

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