Las imperfecciones del campo de juego de ensenada hacían imposible jugar la pelota por abajo. El reloj marcaba 34´ del ST y parecía que el empate era cosa juzgada. Y en definitiva, por cómo se había desarrollado el partido, para el Gallo no era un mal resultado. Pero, apareció Pablo Casado, gran conocedor de la casa, quien continuó intentando y terminó generando las situaciones suficientes para que la visita ganara y trepara a la punta en solitario. La pidió, la aguantó, giró y tiró un sombrero de fantasía. Después habilitó a Fuentes con un pase milimétrico y marco el gol. El no festejó. Pero lo disfrutó.
miércoles, 26 de septiembre de 2007
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